La fuerza de frenado del vehículo se distribuye de la siguiente forma: el 70% en el eje delantero y el 30% en el eje trasero. Cada vez que se sustituyan las pastillas de freno del eje delantero, debe comprobarse el estado del freno del eje trasero. Se supone que los frenos del eje trasero deben sustituirse con cada segundo reemplazo de los del eje delantero.